Suele realizarse entre los 6 y 10 años. Este es el período más importante del crecimiento, donde los TRATAMIENTOS FUNCIONALES Y ORTOPÉDICOS cobran su máxima relevancia.

En estas fases gracias a aparatología muy sencilla podemos corregir alteraciones en la forma y tamaño de los huesos maxilares que van a condicionar la correcta posición de los futuros dientes permanentes.

Son los típicos casos en que los niños tienen una clara predisposición a tener una mandíbula muy grande, o un maxilar superior exageradamente avanzado dando un aspecto de “conejito” ya que sólo se ven los incisivos superiores, o casos de mordidas abiertas (dientes que no se juntan por el hábito de chuparse el dedo), o paladares muy profundos y estrechos que incluso generan problemas respiratorios, huesos asimétricos que producen en los niños mordidas cruzadas y desviaciones mandibulares desde muy pequeñitos.

Todos estos problemas y otro grupo numeroso de ellos se pueden tratar y corregir antes de que los niños cambien los dientes de leche, para preparar los huesos para recibir los dientes permanentes en una posición lo más idónea posible.