Es una pregunta obligada que nos hacéis cuando os sentáis en nuestro gabinete.
Existe un miedo irracional, filogenético al dentista, fruto de antiguas experiencias, y debidas a que la boca es un área del cráneo y tiene ciertas connotaciones psíquicas que condicionan el miedo al dolor.
Hoy en día la aplicación de anestésicos locales de alta eficacia hace que un raspaje periodontal sea un tratamiento absolutamente indoloro.
El post-tratamiento es cómodo y sólo queda UNA LIGERA sensación de escozor durante 24 hs. en la zona raspada, que se maneja perfectamente con cualquier analgésico.
Sí es cierto que durante 15 o 20 días el paciente experimenta un leve aumento de la sensibilidad al frío y al calor, que es consecuencia de que el tejido dental ha estado meses o años cubiertos de sarro, que lo protegía de los estímulos térmicos mientras se iba quedando sin hueso. Este síntoma es transitorio.