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Es una alternativa más productiva al blanqueamiento en casa. En este caso, el odontólogo entrega unas fundas transparentes a medida para la dentadura (cuyo molde se fabricará en laboratorio tras una sesión previa para tomar medidas), así como un producto blanqueador y unas jeringas para su implantación, que deberán conservarse en frío.

Cada semana se procederá a hacer una revisión con el dentista que supervise este tratamiento, con el fin de comprobar que dicho tratamiento está dando sus frutos. Asimismo, el especialista puede ver si existe algún problema.